¿Cuáles son los principales cambios que introduciría la nueva ley de fármacos y por qué es tan importante su discusión en el parlamento?
A continuación, te contamos quiénes son sus defensores y detractores, así como los potenciales efectos comerciales que tendría en la industria de los medicamentos en Chile.
A solo dos meses de comenzar el segundo gobierno de Sebastián Piñera, la discusión del proyecto de Ley de Fármacos II volvió a la agenda pública tras el envío de nuevas indicaciones al texto que está en trámite en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados desde marzo de 2015.
Según establece el mismo organismo público, la Ley de Fármacos II pretende mejorar las disposiciones de la actual Ley de Fármacos mediante una mayor transparencia y competencia del mercado.
¿Cuáles son los principales cambios que conllevaría la nueva ley de fármacos en la industria y quiénes son los que apoyan o rechazan esta moción? Te lo detallamos a continuación.
¿Qué considera el proyecto de ley?
Presentado en el Parlamento por los senadores Guido Girardi (PPD), Carolina Goic (DC), Manuel José Ossandón (RN), Fulvio Rossi (Independiente) y Andrés Zaldívar (DC), el proyecto contempla, a grandes rasgos, mejorar el acceso a los medicamentos para los usuarios y disminuir los precios.
En palabras de la subsecretaria de Salud, Paula Daza, uno de los puntos más importantes es la transparencia de la información en toda la cadena productiva, desde la importación a la distribución y venta en farmacias, así como en la góndola cuando son medicamentos que no tienen receta y son vendidos en lugares como almacenes, farmacias o supermercados.
Por otro lado, la moción pretende aumentar la bioequivalencia e intercambiabilidad, esto es, que las personas cambien fármacos innovadores, que son los más caros, por versiones bioequivalentes que les aseguren la calidad y seguridad que se merecen como pacientes.
La ley además contempla la creación de un Observatorio Internacional de Precios de Medicamentos, que permitiría saber cuánto cuestan los medicamentos fuera de Chile y, de esta manera, tomar mejores decisiones de compra por medio de la Cenabast como institución del Estado a cargo de comprar todos los fármacos para los servicios de salud, hospitales y Cesfam, entre otros.
Las ventajas de la ley, según sus defensores
La Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos sostiene que la venta sin receta médica de fármacos tendrá un efecto positivo, principalmente, en aquellos lugares del país donde no hay farmacias, facilitando el acceso a importantes sectores de la población, en palabras del vicepresidente ejecutivo de la asociación, Elmer Torres.
No obstante, Torres precisa que la ley debiera ser acompañada de un plan educativo de información adecuada para los clientes que desmotive la automedicación y prevenga de los efectos tóxicos de ciertos remedios.
Terminar con la concentración del mercado farmacéutico es también un objetivo de la medida, según el diputado Francisco Eguiguren (RN), dado que 90% de los puntos de venta de remedios pertenecerían a solo tres grandes cadenas de farmacias, las que a su vez tienen laboratorios para vender sus propias marcas.
Siguiendo con las ventajas que representa la Ley de Fármacos II respecto de una mayor competencia en el mercado, una reciente publicación del centro de estudios Libertad y Desarrollo destaca que dado que los precios de los remedios con receta médica son sustancialmente mayores a los que no requieren de esta, el proyecto de ley está bien enfocado.
En particular, la iniciativa señala que la receta médica puede individualizar el nombre comercial o de fantasía, pero debe incluir el nombre genérico o de la denominación común internacional (DCI) del medicamento, pudiendo los pacientes intercambiar el fármaco prescrito por cualquier otro que tenga la misma DCI.
Las desventajas de la nueva ley en palabras de sus detractores
Ante la posibilidad que se vendan medicamentos en las góndolas de los supermercados, hay opiniones disidentes, como la del doctor en farmacología y académico de la Universidad de Santiago (Usach), Leonel Rojo, quien rechaza que esta iniciativa contribuya a que los chilenos accedan a los remedios más demandados.
Según Rojo, los remedios más usados por los chilenos son para el tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, los que no podrían venderse ni en supermercados ni sin receta médica en almacenes farmacias.
Además, advierte el riesgo que significaría para las personas poner a libre demanda la venta analgésicos.
Por su parte, el mismo Elmer Torres de Asilfa advierte que la prescripción exclusiva por DCI atenta contra la industria farmacéutica y las inversiones en Chile. Incluso, sostiene que la potencial nueva ley no estipula nada relacionado con la concentración del mercado.
En tanto, los visitadores médicos también se pronuncian en contra de la Ley de Fármacos II, dado que piensan que dejará de lado la bioequivalencia, lo que se fortaleció enormemente en la promulgación de la primera ley de fármacos y que también permite asegurar intercambiabilidad a los pacientes.
A través de su presidente, Rafael Guzmán, la Asociación de Visitadores Médicos de Chile afirma que la iniciativa obliga a los médicos a prescribir única y exclusivamente remedios genéricos, así como rechazan la indicación que complejiza el ejercicio de su profesión, haciéndola prácticamente impracticable, advierten en entrevista con el Instituto de Políticas Públicas en Salud (Ipsuss).
Conclusión
La discusión de la Ley de Fármacos II está en pleno desarrollo y acentúa la relevancia de regular un mercado que incide directamente en la calidad de vida de los consumidores.
La iniciativa busca potenciar la intercambiabilidad de los medicamentos, dando continuidad a la Ley de Fármacos I, y abrir la venta de remedios a más establecimientos debidamente regulados, sin dejar de lado la innovación e inversión que debe experimentar constantemente la industria farmacéutica.