Un desolador escenario puede enfrentar la industria de alimentos a nivel mundial durante este año. De acuerdo al análisis de expertos en el sector, se han conjugado una serie de condiciones que provocarían una tormenta perfecta en esta categoría y que podría llegar hasta el temido desabastecimiento.
A casi tres años de la llegada del Covid-19 a América Latina, las consecuencias que provocó el confinamiento aún repercuten en el sector de alimentos, y la aparición de nuevas variantes en China podría dilatar el retorno al ritmo anterior a la pandemia alterando el proceso productivo.
A eso se le suman los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania, dos de los principales productores de alimentos en el planeta, como trigo, maíz y cebada, y que además interrumpió el suministro de fertilizantes, los que resultan vitales para un correcto desarrollo de la agricultura. Y como si lo anterior fuese insuficiente, están los problemas generados por el cambio climático, que en los últimos meses han provocado grandes sequías en Europa e inundaciones en Australia.
Considerando lo mencionado, es que la consultora McKinsey pronosticó que la próxima crisis alimentaria mundial podría ser más grave que las padecidas durante la década pasada. De hecho, incluso los consumidores de las economías más estables podrían tener problemas para llenar su cesta de compra durante este 2023.
Estos alimentos que podrían escasear
Las repercusiones de la pandemia, que van desde la escasez de materias primas, el alza en los precios, la inestabilidad económica hasta los problemas de la cadena de suministro podrían reflejarse en las góndolas durante este año. De acuerdo a un análisis realizado por el blog especializado Mashed, los productos que podrían presentar problemas de abastecimiento este año serían:
- Pan: el conflicto entre Rusia y Ucrania, que va a cumplir un año, ha afectado los cultivos ucranianos y ha disminuido su producción en hasta un 45%, lo que resulta crítico si se considera que los países en conflicto producen el 20% de los cereales que se consumen a nivel mundial. La escasez y el alza de precio en las materias primas podría repercutir en que hayan menos cantidades de pan disponibles.
- Aceite de girasol: además, Rusia y Ucrania son los principales productores de semillas y aceite de girasol, abarcando casi un 75% de la producción mundial. La interrupción en las cadenas de suministro de este tipo de aceite, provocó una baja en la disponibilidad de este producto y un alza en los precios en todas las variedades existentes en el mercado, aseguró la firma Brookings.
- Cerveza: quizás no es un producto indispensable en la canasta familiar, pero su ausencia podría amargarle la existencia a un número importante de consumidores. Este año la cerveza podría estar ausente en los estantes debido a la escasez de su ingrediente clave, el dióxido de carbono, que le da vida a esta bebida. La pandemia ha causado problemas en la producción de este gas en Estados Unidos y podría tener repercusiones a nivel global.
- Conservas en lata: otros productos que podrían verse afectados durante este año son los alimentos enlatados, debido a la crisis del aluminio en Estados Unidos, elemento necesario para la producción de los envases.
- Champán: el explosivo crecimiento de la demanda, sumado a los problemas de logística y cadena de suministro han provocado que haya una escasez de champán, a causa de la falta de botellas, corchos y etiquetas, lo que sumado a las demoras en el transporte, han retrasado los envíos.
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Sin duda, el escenario se vislumbra bastante complejo para la industria del retail, debido a esta “tormenta perfecta” ocasionada por el Coronavirus. Pero no todo está perdido para los líderes del sector, porque las herramientas de inteligencia comercial se han convertido en partners indispensables para los diversos procesos administrativos que se realizan dentro de las compañías proveedoras del canal moderno.
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