La Ley de Fármacos que entró en vigencia en febrero de 2014, fue la contundente respuesta que las autoridades dieron a la industria farmacéutica una vez conocida la «colusión de las farmacias» en 2008, hecho que a su vez investigó la Fiscalía Nacional Económica después de la fuerte guerra de precios protagonizada en 2006 por estas mismas.
Uno de los principales cambios a la normativa fue la nueva forma de prescribir los medicamentos por parte de los profesionales de la salud, quienes a partir de entonces no deben consignar únicamente el nombre comercial del fármaco, sino que también la denominación genérica de su equivalente.
Asimismo, existen otras importantes disposiciones que han provocado cambios relevantes en cómo se desarrolla el mercado farmacéutico:
- Venta fraccionada de fármacos. Desde 2014 los consumidores pueden adquirir solo la cantidad de medicamentos que necesitan y no comprar de más.
- Medicamentos en góndolas. Las personas ahora acceden a fármacos que no requieran receta médica en exhibiciones fuera del counter.
- Precio siempre informado. Todos los medicamentos incluyen el precio en el envase.
- Obligación de que farmacias garanticen la presencia de bioequivalentes. A la fecha de la publicación de la ley existían más de 341 productos de este tipo.
- Comunas sin farmacia. La reforma posibilitó la instalación de farmacias móviles y almacenes farmacéuticos en lugares remotos de Chile donde no existe acceso directo a medicamentos.
- Prohibición de comisiones asociadas a determinados productos. La ley sancionó la práctica conocida como “canela”, es decir, la entrega de incentivos económicos a los dependientes de farmacias para vender ciertos remedios.
- Compra en el extranjero. La Central de Abastecimiento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast) está autorizada para registrar provisionalmente medicamentos adquiridos en otros países en caso de desabastecimiento, urgencia o inaccesibilidad.
- Dispositivos médicos y alimentos especiales. El Instituto de Salud Pública (ISP) tiene la facultad exclusiva de registrar dispositivos médicos y suplementos alimenticios especiales.
- Prohibición de publicidad de medicamentos con receta médica. Afecta su difusión en medios de comunicación masivos.
En síntesis, el trasfondo de estas disposiciones fue facilitar una oferta competitiva en los precios de fármacos a todos los chilenos, así como también asegurar la calidad de los mismos. A cuatro años de su implementación, analizamos los principales efectos a nivel comercial y hacia los consumidores.
1. Mayor acceso a medicamentos
Según la última Encuesta Nacional de Medicamentos publicada en 2018, el 58% de los chilenos consume al menos un medicamento al día, porcentaje que aumentó en cinco puntos respecto a 2010, informa La Tercera.
En su oportunidad, las autoridades atribuyeron esta alza al mayor acceso a los medicamentos en el país, empujado a su vez por distintas políticas públicas, entre ellas la creación de farmacias móviles en localidades con baja densidad poblacional motivada por la Ley de Fármacos del 2014.
De hecho, y contrario a lo que podría pensarse, esta tendencia es normal según los expertos debido a una población que envejece y mayores niveles de ingresos. Es lo que explicó en su oportunidad la subsecretaria de Salud, Paula Daza.
2. Aumento en uso de bioequivalentes
En 2005, Chile dictó una norma que estableció los criterios para determinar equivalencia terapéutica en productos farmacéuticos en el país. Esto significó un gran avance en materia de acceso a medicamentos más baratos, seguros y eficaces.
En tanto, desde que se promulgó la ley de Fármacos hasta noviembre de 2016, el ISP, organismo que certifica la eficacia de los medicamentos, había validado un total de 1.277 remedios bioequivalentes,
Todo esto se suma al hecho que cada vez más personas reconocen la importancia de los productos bioequivalentes por su calidad y precio, como asegura el profesor de Química y Farmacia de la Universidad San Sebastián José Manuel Cousiño en esta columna de La Nación.
No obstante, según este mismo líder de opinión, las indicaciones que ha hecho el gobierno en el marco de la discusión parlamentaria de la Ley de Fármacos II, no reflejan necesariamente este avance.
3. Nueva perspectiva de mercado
Además de fomentar la competencia de precios, la Ley de Fármacos busca asegurar la calidad terapéutica de los medicamentos al exigir estudios de bioequivalencia de ciertos fármacos para confirmar que sean seguros y eficaces, explica el asesor técnico del Ministerio de Salud Felipe Vera en esta columna de El Mostrador.
Ciertamente, como el mismo experto señala, el costo de estos estudios sería transferido en parte a las personas. No obstante, con estas investigaciones la ley buscó regular debidamente aspectos que estaban pendientes de revisión.
Asimismo su aplicación práctica da pie a una nueva perspectiva del fármaco como un producto de primera necesidad para los chilenos y no un artículo meramente comercial. Esto, a la larga, podría generar una política de salud que asegure el acceso justo y de calidad para todos, añade el experto.
Conclusión
A cuatro años de la implementación de la Ley de Fármacos, se ha avanzado en mejorar la competitividad de los precios y otorgar un mayor acceso a medicamentos bioequivalentes en farmacias y otros lugares de venta autorizados.
Asimismo, la aplicación de la normativa está abriendo las puertas para que consumidores e industria vean los fármacos como un bien de consumo básico cuya oferta debe ser eficiente.