La adopción de nuevos hábitos de consumo por parte de los shoppers ha provocado que el comercio minorista viva en una constante transformación, y el sector de belleza y cuidado personal no es inmune a estos cambios. Y si bien, lo más complejo de la pandemia parece haber quedado en el pasado, lo cierto es que el sentimiento de incertidumbre continúa predominando al momento de comprar, por lo que las personas están cediendo menos al impulso, volviéndose más racionales.
Los dos años de confinamiento por el Coronavirus perpetraron las preocupaciones de los consumidores, dándoles un enfoque más centrado en el sentirse bien, por lo que se estima que las compras de este 2022 estarán fuertemente influenciados por un creciente interés por la salud, el bienestar físico y emocional, y la sustentabilidad de los productos que se adquieren.
En ese sentido, se prevé que estos valores mencionados se volverán prioritarios para los compradores, y por lo mismo, la industria de la belleza deberá adaptarse a estas nuevas demandas, a través del uso de ingredientes más seguros y amistosos con el medio ambiente, la transparencia en la cadena de suministro, acciones en favor del medioambiente y el compromiso con diversas causas sociales.
La sutil diferencia entre un millennial y un zeta
En los dos últimos años, la industria de la belleza no solo ha tenido que adaptarse a los nuevos hábitos de consumo, además de acelerar sus procesos de innovación digital, sino que también le ha tocado enfrentar las exigencias de los consumidores millennials y Gen Z.
Tras la pandemia, estos dos grupos etarios comenzaron a erigirse como el principal segmento de consumidores, cuyas decisiones de compra están impactando en el crecimiento de las empresas y el posicionamiento de las marcas. De ahí que nace el interés de las compañías por captar su preferencia y su lealtad.
Pero no hay que pasar por alto un detalle, y es que existe una década de diferencia entre un Millennial y un Zeta. Esta brecha generacional es sumamente relevante para quienes trabajan en el retail, y principalmente para quienes están dentro del sector de la cosmética, ya que les puede orientar respecto a las motivaciones que tiene cada uno a la hora de adquirir un producto.
De acuerdo a un estudio de la consultora PwC, los millennials están mucho más interesados en vivir experiencias que en acumular cosas, de ahí que el nacimiento de servicios de suscripción o las famosas “cajas” con productos de una determinada marca, se hayan convertido en un objeto de deseo para aquellos consumidores nacidos entre 1981 y 1996.
Por otro lado, la Generación Z (1996 – 2010) ha crecido en un entorno digital y es social y medioambientalmente consciente, por lo que se definen como consumidores con fuertes principios y, al tiempo, espíritu lúdico. Son mucho más sensibles a los valores de las marcas y pueden “cancelarla” (dejar de consumir) si no se ajusta a sus estándares morales.
Tendencias acordes a las nuevas generaciones
Por otro lado, la pandemia logró generar puntos en común entre las necesidades de un millennial y de un gen Z, y a pesar de los años que los separan y lo diverso de sus motivaciones de compra, estas demandas son igual de potentes en ambos grupos etarios.
En relación a esto, el equipo de Market Insights de Quadpack analizó las principales tendencias que influirán en la industria de la belleza durante este año:
- Alegría y diversión son claves: los consumidores quieren que el uso de productos beauty sea un proceso divertido y que estimule su creatividad. Las ediciones limitadas y las colaboraciones en las que predominan los colores atrevidos, el brillo y las texturas únicas invitan a los consumidores a divertirse.
- Consumo ético: la industria de la belleza debe asumir un compromiso genuino con causas sociales y medioambientales, con la transparencia como estandarte en todo momento.
- Natural tech: la tendencia de “belleza natural” evolucionó a un consumidor más abierto a las soluciones de laboratorio destinadas a proteger el medio ambiente, ya sea un ingrediente que sustituye elementos de origen animal o de un protector solar mineral que no daña los arrecifes de coral.
- Aceptando las imperfecciones: las pecas, los granos, las arrugas, los pliegues, se reconocen como atributos propios de cada persona, por lo que no deben ocultarse, sino más bien, deben realzarse con el maquillaje. Los consumidores exigen que las marcas deben ser inclusivas y ofrecer soluciones diversas si no quieren arriesgarse a ser boicoteadas.
- Belleza por dentro y por fuera: la búsqueda del bienestar físico y emocional trae como reto a la industria beauty la creación de productos que contribuyan a realzar la belleza física e interior de los shoppers.
- Maquillaje en la era de los filtros: sin duda alguna, tanto millennials y zetas son usuarios activos de las redes sociales, siendo Tik Tok una de las que se consagró durante la pandemia. Por lo mismo, algunas marcas lanzan filtros y apps para probarse productos; otras se centran en productos que ayudan a los consumidores a verse más favorecidos delante de la cámara.