Hace una semana, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) sancionó a cerca de 50 empresas, entre las que se encuentran Grupo Bimbo, Cadena Comercial Oxxo, Nueva Walmart de México, Tiendas Soriana, Tiendas Chedraui, 7 Eleven México, Danone de México y Bachoco, por incumplir la Norma Oficial Mexicana sobre etiquetado frontal (NOM-051).
Pero el organismo fiscalizador no se detuvo allí, porque además alertó sobre “posibles incumplimientos” de la ley de los octógonos negros a otras 343 compañías de alimentos y bebidas, las que en su mayoría han sido denunciadas por los propios consumidores.
Entre aquellas empresas que están siendo señaladas como posibles infractores, están el Centro de Distribución Cola-Cola FEMSA, McCormick de México, Cremería Santa Clara, Nestlé de México, Sanborns Hermanos, Farmacia Guadalajara, Comercializadora Farmacéutica de Chiapas (Farmacias del Ahorro), Círculo K, entre otros.
La Profeco recibió alrededor de 856 denuncias ciudadanas en relación a la Ley de Etiquetado, en el período del 1 de octubre de 2020 y el 17 de noviembre de 2021, lo que da un promedio de 2,1 denuncias diarias en contra de productos o empresas que han incumplido con la ley de los sellos frontales.
Esta noticia revela el enorme desafío que tiene la industria de alimentos en relación a la Norma Oficial Mexicana 051 (NOM-051), respecto a la posición crítica que están adoptando los consumidores frente a su cumplimiento y las complejidades de seguir desarrollando productos de calidad y sabor, en medio de una crisis económica mundial.
El duro combate contra la obesidad
Hace un año y medio entró en vigencia en México la NOM-051, en la que se establece el sistema de octógonos negros o sellos de advertencia en la parte frontal de los alimentos, cuyo objetivo era ser una guía para los consumidores respecto a los potenciales riesgos que podría traer a su salud la ingesta de determinados productos.
“El etiquetado de advertencia en el frente del paquete es una herramienta simple, práctica y eficaz para informar al público sobre productos que pueden dañar la salud y ayudar a orientar las decisiones de compra”, señala al respecto la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Esta ley de etiquetados se planteó como una medida para combatir el sobrepeso en el país, que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2018), de los mayores de 20 años, un 39,1% tiene sobrepeso, mientras que un 36,1% sufre de obesidad. En el caso de los niños menores de 4 años, las cifras son igual de preocupantes: un 22,2% tiene riesgo de sobrepeso; y un 35,6% de los niños entre 5 y 11 años presentan esta condición.
Pero además, en plena pandemia y según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), las enfermedades cardíacas fueron la primera causa de muerte en el país con 218.704 decesos, mientras que la tercera fue la diabetes mellitus con 151.019 fallecidos, ambas enfermedades se asocian al consumo excesivo de productos altamente procesados.
Por lo mencionado anteriormente, el sobrepeso y obesidad se ha convertido en un problema de salud pública muy grave para México, costándole un 5,3% del PIB, por lo que esta normativa también tiene como propósito lograr una optimización en el gasto estatal.
Las dos caras de los sellos
Antes de que la ley fuera implementada, se desató un fuerte debate entre quienes estaban a favor de la reglamentación, y los detractores, que en gran parte pertenecían a la industria de alimentos. Estos últimos advertían que los sellos negros no eran capaces de entregar información detallada respecto a la composición de un alimento, impidiendo que las personas tomen decisiones conscientes respecto a lo que van a comprar.
Pero además, apuntaban que esta ley no iba a resolver el problema de la obesidad, ya que consideraban que gran parte de la responsabilidad en los problemas alimenticios de los mexicanos se debía a los tradicionales puestos de comida o garnachas, que son tan apetecidos por la ciudadanía.
Tras 18 meses de su promulgación, el sector de alimentos sigue oponiéndose a las regulaciones de la NOM-051. En entrevista con The Food Tech, Jonás Murillo, director general de la Cámara Nacional de la Industria de Conservas Alimenticias (CANAINCA), aseguró que la ley de etiquetados generó diversos problemas de logística a la industria en medio de una crisis sanitaria.
Murillo señaló que la modificación a la norma generó tiempos cortos de abastecimiento, pues hasta que no se tuviera la fecha de publicación de la norma, no se podía empezar a rediseñar etiquetas y a imprimirlas.
Esa visión parece ser respaldada por Norma Orozco, Directora general de la Escuela Mexicana de Confitería y Chocolatería (EMCC), que en el webinar: Etiquetado sin octágonos en confitería, ¿se puede?, organizado por Expo Confitera CIAJ, declaró que una de las complicaciones en el mercado actual en México es la colocación de octágonos en la cara principal de los empaques.
“¿Funcionan o no funcionan? No lo sabemos al día de hoy. Los octágonos, según una reciente publicación del Dr. Gatell, no funcionan. Entonces espero que esto los lleve a tomar mejores decisiones y no como las están tomando”, enfatizó.
Sin duda, la categoría “Confites” es una de las más castigadas por la nueva normativa, por lo mismo, la industria trabaja en la creación o desarrollo de nuevos productos que puedan declararse “libre de sellos”. “Para poder ser competitivos, para que nuestras etiquetas se vean limpias y los niños y sus mamás busquen esas etiquetas más limpias”, dijo Orozco.